lunes, 14 de febrero de 2011

Demoliendo viejos recuerdos, formando nuevas vidas

 
A pesar de lo metafísico que pueda parecer  el título, hay alguna cosa que impregna los espacios por los cuales habitamos y que a medida que los vamos llenando se transforman en nuestra propia existencia en esa casa.

Los espacios rezuman energía vital de las personas que allí viven mientras viven allí. Cuando esa casa se traspasa de dueño, estas otras personas desean transformar todos esos espacios en nuevas fuentes de bienestar, alegría y felicidad. Ese es nuestro reto y el que propongo en este blog, a pesar de que en el fondo de todo siempre hay algo más inexplicable a simple vista.

El propósito de este blog es ayudar y por esta razón me pongo en marcha rápidamente. Una vez aclarado varios puntos importantes sobre diseño, arquitectura, luz y confort hemos de ponernos manos a la obra, como auto-constructores o constructores amateurs.

Tanto si encargamos la obra a un constructor como si queremos hacer mucho trabajo nosotros mismos hemos de saber los pasos para que luego, y en caso que optemos por encargar todo el trabajo a los demás, no nos vendan la moto. En el mundo hay mucho profesional, pero os aseguro que carotas dispuestos a vendernos la moto hay muchos y son los que nos van a sangrar.  

Dicho esto entro de lleno en el tajo y paso a explicar un poco la secuencia de trabajos que debemos tener en cuenta para reacondicionar las estancias a nuestro gusto:

-       Diseñar nosotros mismos o con ayuda como queremos la nueva distribución.
-       Tener claro que tabiques o paredes hay que demoler y cuales se tienen que volver a construir, en caso que haya que hacerlo.

Una vez sabemos esto ya podemos preparar las herramientas porque allá vamos, ¡derribar nos gusta a todos!

Primero y como más importante, y que muy pocos profesionales hacen, es preparar la zona de trabajo. Esto es sacar todos los impedimentos y objetos que se puedan romper por estar cerca del área a demoler. Proteger el pavimento y paredes con lonas o sacos. Pensad que los cascotes salen despedidos  a veces con una fuerza terrible. Abrid ventanas si el tiempo lo permite y cerrad puertas de otras estancias. El polvo va a ser espectacular.

De todos los equipos de protección personal que ya conocéis; botas, guantes, casco, gafas, hay uno especialmente importante, las gafas. Yo recomiendo todos, pero os puedo decir por experiencia que si no disponéis de gafas protectoras no empecéis ningún trabajo, pues vuestros ojos valen mucho más que una pared.

Antes de derribar una pared hay que asegurarse que no es un muro de carga. Los muros de carga se diferencian del resto, sobre todo en casas antiguas, porque las vigas parten o confluyen en las mismas.

Si vuestra idea es derribar un muro de carga, hay que seguir otro orden, ya que no podemos dejar esas vigas sin un apoyo estable. Este apoyo estable lo lograremos apuntalando las vigas por un lado de la pared y por el otro hasta que coloquemos en el sitio de la pared otra viga de mayor envergadura por debajo de las vigas y en su sentido perpendicular donde descansen estas.

Para derribar un tabique normal no es necesaria mucha experiencia, pero sí que tenéis que seguir una coherencia en el trabajo y esta es empezar siempre por la parte superior. Esto es lógico ya que de otra manera se nos podría venir abajo el tabique encima de nosotros. Esto que parece tan obvio no lo debe ser tanto en cuanto he visto trabajadores de la construcción que no respetan esta sencilla norma.

Podemos ir por la vía rápida y coger el matillo de mayor peso, que llamamos “el mallo” y empezar a dar porrazos sin ton no son. En poco tiempo habremos derribado el tabique, pero seguramente los cascotes llegarán hasta casa del vecino como más cerca. El polvo durará horas en suspensión.

Yo prefiero tardar un poco más, coger la escarpa y la maceta, este martillo es de menor peso, con lo cual su manejo es mucho más cómodo. Podéis ayudaros de martillos eléctricos. Yo tengo dos y son una autentica joya.

Una vez taladrado el muro o pared, vas quitando poco a poco los ladrillos y dejando caer suavemente encima de las lonas. De esta manera se hace mucho menos polvo, se evita destruir innecesariamente el pavimento y de paso, a veces se puede recuperar material, que con los tiempos que corren siempre es buena nueva.

En caso que únicamente queráis abrir un hueco para colocar una puerta o una ventana, la cosa es igual de sencilla. Únicamente tenéis que marcar donde queréis el hueco. Para ello tomaremos las medidas externas de la puerta o ventana, esto es las exteriores o como se suele llamar “medida de luz”. Tomada esta medida es bueno dar una margen de franquicia de unos dos o tres cm. Por cada lado para poder trabajar bien y poder poner yeso o ortero para “collar” la puerta o ventana posteriormente.

La línea de arriba la trazaremos con el nivel y la de los laterales con la plomada que incorpora el mismo nivel. Ojo si tenéis intención de aumentar la medida  del pavimento porque tendréis que aumentar también esta medida en la parte de la altura.

Una vez trazado el dibujo del hueco, podéis cortarlo a maceta y escarpa y poco a poco y con buena letra o podéis ayudaros del “disco”, que es la amoladora. Esta máquina es una de las más peligrosas en la construcción y debéis tener mucho cuidado con ella por la posición en la cual debéis trabajar. Además hace mucho, mucho polvo. Quizás os interese ir más poco a poco.

Una vez los huecos abiertos y los tabiques demolidos es el momento de limpiarlo todo. Os tengo que advertir que los cascotes cortan a veces como cristales. Es necesario usar guantes. No dejéis los cascotes y la runa allí. Sacadla de inmediato y trabajareis mucho mejor después. Amontonadla toda en un lugar de fácil acceso. Pensad que normalmente hacemos mucha más runa de la que habíamos pensado inicialmente. Calculad el espacio para la acopiar la runa, pues luego podría suponer un problema. Normalmente se hace mucha runa. Quizás tengáis que sacarla de casa en varias veces. Cada vez es más difícil encontrar vertederos autorizados para la runa y te cobran más por metro cúbico.

Es bueno hacer un estudio para sacar únicamente la runa que no se pueda aprovechar, como el yeso viejo. Los restos de cerámica, mortero o hormigón  de puede aprovechar para rellenar pavimentos exteriores o escaleras.

Después de limpiar bien la zona de trabajo, ya podemos replantear la nueva pared y dar nueva vida a nuestro espacio.

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