LA HISTORIA DE PILAR
Conocí a Pilar en India. Fue Víctor,
un sobrino de Pilar y Paco, su marido, que me explicó que sus tíos habían
viajado desde Madrid para desconectar un poco e intentar mejorar los síntomas
de la enfermedad de Pilar. Enseguida me interesé por su estado y le pedí hablar
con sus tíos para solicitarles que me incluyeran en el equipo de acupuntores
que iban a atender a Pilar. Más tarde, Víctor me comunicó que no solo me habían admitido, sino
que me iba a encargar personalmente del proceso.
Durante muchas semanas, el director de la Escuela
Internacional de Acupuntura Natural había estado preparando un evento para
promocionar la escuela, la acupuntura y los beneficios que podía aportar ésta
en la pequeña comunidad donde estaba instalada la clínica., en una pequeña zona
de Goa.
Toda la plana mayor del gobierno
de la provincia, los terratenientes, la televisión…estaban invitados al evento.
El día 13 de Enero de 2014 a las
16:00 h empezó el evento, hacía horas
que estaba llegando gente y en la amplia sala exterior de la clínica no cabía
ni un alfiler.
Cuando vi por primera vez a
Pilar, me impactó su cara de tristeza, blanca con motas coloradas, amplias
decoloraciones que iban desde la base de los párpados hasta el cuello. Como si
de una erupción alérgica se tratara.
Además, ocultaba su indiferencia a todo detrás de unas grandes gafas de sol.
Entre la multitud, logré acompañarla y guiarla hasta un pequeño box que había
en la clínica para casos especiales. En Esa clínica, como en muchas otras en
Asia, las salas son públicas y se atienden a muchos pacientes en la misma sala.
Dado la gran multitud y el
griterío que formaban, lo más adecuado era llevarme a pilar al box. Una vez
allí le pedí que se quitara las gafas de sol. Vi unos ojos vacios y una mirada
desvanecida entre la inmensa cantidad de cachivaches que había en el box. Pilar
casi no podía hablar o lo hacía como drogada. Mi primera impresión sobre ella
no fue nada alentadora, no sabía por dónde empezar, se la veía débil y falta de
cualquier atisbo de vitalidad.
Más tarde me enteré que su
situación había degenerado desde hacía mucho tiempo. Pilar llevaba enferma más
de 25 años. Había sido diagnosticada hacía muchos años de fatiga crónica y
algunos menos de fibromiálgia. El cuadro no era nada alentador y mi experiencia
como acupuntor no era mucha así que decidí empezar por el principio e intentar
dar lo mejor de mí.
Fuera, la muchedumbre estaba cada
vez más sosegada, estaba hablando el ministro de sanidad, explicando los
beneficios que iba a aportar la clínica para su pequeña comunidad.
Los servicios de acupuntura eran
y son gratis. Los pacientes únicamente pagan sus propias agujas. Éstas son
personales e intransferibles. A pesar del profundo caos que mantiene la
sociedad india en general, la asepsia es necesaria en este tipo de clínicas,
aunque sea distinta a la que existe en las clínicas occidentales.
En esa primera sesión, que duró
más de una hora y media, intenté aportar algo de vitalidad a Pilar estimulando
REN4, ST36, SP6 y DU20. Al acabar la sesión tuve la intuición de que podía
ayudar a Pilar y que a la vez ella me iba a ayudar a mí a mejorar y a crecer.
Sólo fue el comienzo de un gran
camino que estuvimos recorriendo Pilar y yo durante más de dos meses.
Pilar llevaba más de 20 años padeciendo
una enfermedad que le producía mucho malestar. Al principio, y como aún ocurre
en la mayor parte de estos casos, la derivaban de especialista en especialista
sin saber qué hacer con ella y sin tener un diagnóstico claro de su dolencia.
El peregrinaje fue traumático ya que su impotencia era cada vez mayor. Entró en
depresión, tuvo que dejar de trabajar, los dolores se hicieron insoportables…el
tiempo pasaba y su malestar empeoraba.
La trataban con muchos
medicamentos para paliar el dolor, además, su parte emocional estaba muy
comprometida por lo que empezaron a tratarla con ansiolíticos. Ingería una
cantidad tal de productos químicos que andaba todo el día sedada, como ausente
de la vida que le rodeaba. No se daba cuenta de nada de lo que sucedía a su
alrededor, como si hubiese perdido la lucidez.
El día 14 de enero empezamos su
tratamiento propiamente dicho. Le pregunté a Paco que tal había pasado Pilar la
noche y su respuesta me ilusionó aunque no me sorprendió. Fue la primera noche
desde hacía mucho que Pilar se había sentido bien y que por primera vez en
meses había cenado con apetito y se sentía con ánimos. Bien! pensé.
A partir de ese día nos veíamos
con regularidad cada día a las 4 de la tarde y durante una hora y media la
trataba con acupuntura.
Durante la primera semana de
tratamiento, los ojos de Pilar volvieron a expresar vida, el brillo en sus ojos
denotaba que el tratamiento le estaba haciendo mucho bien. Es cierto que los
dolores musculares seguían, pero había algo en su rostro que reflejaba un
profundo cambio, un cambio que durante las 4 próximas semanas se convirtió en
espectacular o, como Pilar decía, milagroso.
Durante estas 4 semanas Pilar fue
muy disciplinada. En este tiempo, Pilar
pasó de sentir mucho dolor y malestar a sentirse relajada, feliz y llena de
esperanza. Los dolores habían menguado en algunas partes de su cuerpo y
desaparecido completamente en otros. A medida que transcurrían los días, Pilar
se sentía cada vez mejor. Dejó completamente los analgésicos y mantuvo los
ansiolíticos, reduciendo las dosis paulatinamente sin llegar a dejarlos
completamente.
En 5 semanas, Pilar pasó de ser
un alma dolorida, apesadumbrada y sin ilusión a ser una mujer llena de
vitalidad, alegría y con ganas de vivir. Estoy seguro que su disciplina y
decisión por salir adelante y vencer su enfermedad fue el catalizador necesario
para que su recuperación se convirtiera en una realidad. La acupuntura fue
simplemente un canal que conectó su fuerza innata interior con la energía vital
Universal que mantiene todas las cosas en movimiento, la propia vida.
A pesar de su veloz recuperación
física, hay un componente emocional mucho más difícil de resolver y que tarda
mucho más de 5 semanas. Este es el trabajo que cualquier terapeuta debe
investigar y tratar, porque la curación de un ser humano ocurre, no tratando la enfermedad en sí, sino
tratando al propio ser humano de una manera holística, o sea, integral. Es
imposible tratar el cuerpo sin acudir a la mente o al revés.
Lamentablemente, esta historia
podía haber acabado bien si siguiéramos el precepto anterior, tratar a la
persona de una manera integral. Así, los aspectos que se deberían tratar en
cualquier patología son:
- Nuestro entorno.
- Nuestro Hogar.
- La alimentación.
- Nuestra mente.
Para desgracia de Pilar, las”vacaciones” en India se acabaron y tuvo
que regresar a Madrid. Al regresar a su casa y su entorno, la enfermedad volvió
a sacar sus garras.
Hace ya bastante tiempo que estoy
interesado en lo que respecta a las radiaciones electromagnéticas y he podido
comprobar en las propias carnes sus efectos negativos, ya que producen muchos y
muy variados síntomas y síndromes.
En India prometí a Pilar que
cuando regresara a España le haría una visita en su casa de Madrid para hacerle
un estudio de los niveles de radiación electromagnética.
Como lo prometido es deuda, en
mayo de 2014 me presenté en su casa y pude constatar una situación poco alentadora. Después de
comprobar que el wifi, que estaba junto a la habitación de Pilar y en el
estudio de Paco, daba unos resultados alarmantes, comprobé con frustración que
justo en el cabecero de la cama donde dormían Pilar y Paco se leían unos
niveles de radiación realmente alarmantes, muy por encima de los niveles que el
ser humano puede aguantar sin ver comprometido su funcionamiento.
Para nuestra desgracia y la de los
vecinos de la zona descubrí, al salir al balcón, que en el edificio de justo al
lado había una gran antena de telecomunicaciones minando, en todo momento, la
integridad física de lo más grande y valioso que poseemos los seres vivos, la
vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario